Una de las cosas que teníamos clara, desde el primer momento, que nos gustaría hacer en NY era ir a ver un partido de Baseball. Así que cuando tuvimos claras las fechas del viaje, buscamos que partidos había en la ciudad, y nos encantó ver que los Yankees jugaban algunos partidos en el Yankee Stadium. Compramos las entradas desde España y las encontramos a un precio realmente bueno.
El día del partido, cogimos el metro (como de costumbre) para llegar hasta el estadio. Los vagones iban bastante llenos de aficionados con las camisetas del equipo, cosa que nos gustó mucho. Llegamos al estadio con bastante antelación, ya que conseguimos coger un metro "express" que tardó solo 15 minutos desde Time's Square.
En las entradas había muchísima gente, tiendas con merchandising del equipo, etc. Un buen ambiente de partido. Al entrar, nos costó bastante encontrar nuestros asientos, ya que no supimos orientarnos demasiado bien por el interior de las gradas. Así que llegamos a sentaros una vez sonaba el himno de los Estados Unidos (¡¡como no...!!).
En cuanto al partido, la verdad es que la dinámica de juego es muy lenta. Desde que se hace un lanzamiento, hasta el siguiente pueden pasar minutos... Ni hablar de los cambios de bateador o del cambio de entrada. Bastante lento para lo que estamos acostumbrados aquí, donde siempre hay acción.
La pasión se desataba cada vez que salia a batear Derek Jeter, el capitán del equipo. Era de las pocas veces que el público gritaba y animaba. Por lo demás, bastante tranquilidad. La gente lo pasaba bien hablando con los amigos, bebiendo cerveza y comiendo perritos calientes.
Para nosotros, lo mejor fue la cena. Compramos un "bucket" con patatas fritas y pollo rebozado, y una maxi cocacola para compartir. Lo disfrutamos mucho y lo comimos súper rápido. Nos gustó la gran variedad de tiendas de comida que hay dentro del estadio: hot dogs, pizza, nachos, pollo, palomitas, etc. ¡¡Imposible quedarse con hambre!!
Fue una bonita experiencia, pero no creo que repitiéramos, ya que nos aburrimos bastante y, de hecho, nos fuimos a mitad del partido, ya que estábamos muy cansados.
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